
Ficha técnica
Título: Semmelweis | Autor: Louis-Ferdinand Céline | Editorial: Marbot | Traducción: Ramón Vilà Vernis | Colección: Tierra de nadie | ISBN: 9788493641177 | Páginas: 128 | Formato: 12,5 x 18 cm | PVP: 12,50 € | Encuadernación: rústica
Semmelweis
Louis-Ferdinand Céline
«Todo lo que hacemos aquí me parece absolutamente inútil, las bajas se suceden como si nada. Sin embargo, seguimos operando sin querer saber en serio por qué tal enfermo muere y el otro no en situaciones idénticas».
Semmelweiss, un joven estudiante de derecho nacido en Budapest, acude a Viena en 1837 para terminar sus estudios. Pero al llegar a la capital del imperio, movido por la curiosidad, sigue un curso en el hospital de la ciudad, luego asiste a una autopsia y acaba descubriendo su vocación verdadera. Al cabo de poco tiempo, el joven médico empieza a ejercer en prácticas en uno de los pabellones del hospital de maternidad de la capital austriaca. Allí descubre con horror que entrar en aquel lugar supone una condena a muerte para la mayoría de parturientas. Perseguido por la idea de que sus colegas son, sin saberlo, verdugos, empieza a investigar y pronto ofrece un método para reducir las calamitosas cifras de mujeres muertas. Pero contra lo que cabría esperar, este descubrimiento choca en un primer momento con la indiferencia de sus colegas y luego con un odio creciente que lo llevará a la marginación profesional y a una profunda crisis personal. Sólo años después de su muerte se le reconocerá como el padre de la antisepsia moderna.
Con el relato de la trágica historia de Semmelweiss el escritor francés no sólo denuncia a la comunidad científica del siglo XIX, sino en general la estupidez y la mezquindad humanas: «Supongamos» escribe Céline en su Prefacio, «que hoy aparece otro inocente que se pone a curar el cáncer. ¡El pobre no
puede sospechar el tipo de música que le harían bailar en seguida! ¡Sería fenomenal! ¡Ah, qué redoble su prudencia! ¡Ah, más vale que esté prevenido! ¡Qué se ande con muchísimo cuidado! ¡Ah, más le hubiera valido alistarse de inmediato en la Legión Extranjera! Todo se expía, tanto el bien como el mal se pagan, tarde o temprano. Naturalmente, el bien es mucho más caro ».
Es posible que Céline quisiera ver en Semmelweiss a una figura tan lúcida, marginal, incómoda y denostada como él mismo.
Capítulo I
Dos pabellones de maternidad, de construcción idéntica, contiguos, se elevaban en el año 1846 en medio de los jardines del Hospicio general de Viena. El profesor Klin dirigía uno de ellos; el otro, desde hacía casi cuatro años, se encontraba bajo la dirección del profesor Bartch. A través de estos jardines cubiertos de nieve, sometidos a la helada de un viento implacable, se presentó Semmelweis a su nuevo servicio en la mañana del 27 de febrero.
Semmelweis ya esperaba encontrar en esta especialidad más tristezas de las que había conocido hasta entonces en cirugía, pero no podía imaginar a qué alturas de emoción, con qué intensidad dramática se desarrollaba la vida cotidiana en el pabellón del profesor Klin.
A partir del día siguiente, Semmelweis se vio atrapado, arrastrado, magullado por la danza macabra que no se interrumpía jamás entre estos dos terribles pabellones. Era un martes. Semmelweis tuvo que encargarse de las admisiones de las mujeres embarazadas, procedentes de los barrios más populosos de la ciudad.
Evidentemente, las únicas mujeres que se resignaban a parir en un hospital de tan triste fama eran las de condición absolutamente miserable.