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Ficha técnica

Título: Paseos por Londres. La aristocracia y los proletarios ingleses  | Autor: Flora Tristán | Introducción de: Mario Vargas Llosa |  Traducción de: Gabriel Hormaechea  | Editorial: Global Rhythm Press | Colección: Polirritmos | Páginas: 344 | 14,5 x  18 | Fecha de publicación: Julio de 2008  | Género: Ensayo | Precio: 15 € | ISBN: 978-84-96879-27-0

Paseos por Londres

Flora Tristán

GLOBAL RHYTHM PRESS

[Flora Tristán] concibe un proyecto osado […]: escribir un libro sobre el Londres de la pobreza y la explotación, la cara oculta de la […] primera nación industrial moderna. Viaja a la capital británica, donde permanece cuatro meses visitando todos los lugares que los turistas no ven jamás y a algunos de los cuales sólo pudo entrar disfrazándose de hombre: talleres y prostíbulos, barrios marginales, fábricas y manicomios, cárceles […]. También, como buscando el contraste, asoma la nariz por el parlamento británico, las carreras hípicas de Ascot y uno de los clubes más aristocráticos. El libro resultante, Promenades dans Londres, es una diatriba feroz y despiadada -a veces excesiva- contra el sistema capitalista y la burguesía a quienes Flora hace responsables de la espantosa miseria, la explotación inicua del obrero y el niño, y de la condición de la mujer, obligada a prostituirse para sobrevivir o a trabajar por salarios misérrimos comparados con los ya modestísimos que ganan los hombres. El libro, dedicado «a las clases obreras», a diferencia de lo ocurrido con sus memorias del viaje al Perú, fue acogido en Francia con un silencio sepulcral en la prensa bien pensante […]. No es de extrañar: Flora comenzaba a meterse en honduras y a enfrentarse esta vez a descomunales enemigos. (Tomado de la introducción a Paseos por Londres.)

                               DEDICATORIA A LAS CLASES OBRERAS

Trabajadores: a vosotros, todos y todas, dedico mi libro. Lo he escrito para instruiros sobre vuestra situación; por tanto, os pertenece.

   La horrible opresión que la aristocracia inglesa ejerce sobre los pueblos de las Islas Británicas, sobre los campesinos y los obreros, que crean toda la riqueza, constituye una gran lección que los trabajadores de toda la Tierra deben tener siempre presente en su pensamiento. ¿Sabéis cómo un puñado de aristócratas, lores, baroncillos, obispos, terratenientes y ventajistas de toda laya, sabéis, digo, cómo ese puñado de privilegiados puede oprimir, torturar y mantener hambrienta una nación de veintiséis millones de hombres, conducirlos a golpe de látigo y matraca, hacinarlos en prisiones (workhouses), desterrarlos entre los salvajes y, en fin, negarles hasta el vestido y el pan? ¿Sabéis cuál es la fuente de todas esas calamidades? Pues bien, precisamente que esos veintiséis millones de seres humanos son educados, como si de esclavos se tratase, en la ignorancia y el temor. Y es que la escuela, la Iglesia y la prensa son cómplices de los opresores. Si al pueblo inglés se le hubiese educado en los principios de la libertad y la igualdad, habría aprendido a considerar no sólo que la resistencia a la opresión es un derecho natural del hombre, sino también que cuando el pueblo está oprimido, la insurrección pasa a ser un deber sagrado. ¿Creéis que soportaría entonces que unos lores, legisladores por derecho de nacimiento, y que unos latifundistas feudales hiciesen para él unas leyes de hambre con objeto de venderle el grano más caro? No, ciertamente, porque entonces el pueblo inglés conservaría un resto de dignidad y la suficiente grandeza de alma como para no resignarse a esperar así, sumido en la abyección, en la muerte lenta y convulsa del hambre.

   En 1831, cuando el paro y la miseria golpearon a los obreros de Lyon, éstos, llenos de fuerza y energía, prefirieron morir luchando por sus derechos a permanecer impasibles viendo cómo eran diezmados, cómo perecían cada día, ellos y sus familias, en la horrible agonía del hambre. Alzaron con mano firme una bandera negra, en la que escribieron estas memorables palabras: ¡Vivir trabajando o morir combatiendo!… Ojalá los obreros de Inglaterra imitasen la sublime resolución de sus hermanos de Lyon, pero, ¡ay!, hace muchos años que el obrero inglés ayuna… El hambre, esa furia implacable, ha agotado sus fuerzas, y hoy el pueblo desdichado, extenuado y agotado cae de bruces y muere. Sí, muere sin proferir una sola queja; no le quedan fuerzas… ¡Pero la muerte debe caer sobre quienes lo asesinan de manera tan cobarde!

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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Flora Tristán

Flora Tristán nació en París el 7 de abril en 1803, en plena época napoleónica. Fue hija del coronel Marino Tristán y Moscoso, coronel peruano de la armada española  y de la francesa Anne Laisney. Durante los primeros años de su vida, Flora no se vio privada de nada y crecíó en un hogar siempre concurrido por visitas del nivel de Simón Bolívar y su maestro Sim6n Rodríguez. La muerte de su padre cuando Flora sólo tenía 4 años sume a la familia en la pobreza. El estado francés revolucionario no reconoce a la viuda ni a los hijos negándoles cualquier bien o derecho. Por este motivo, Flora comienza a trabajar como obrera en un taller de lítografia. Con apenas 17 años, se casa con el propietario de ésta, André Chazal, y tiene tres hijos, uno de ellos, Aline, será la futura madre del pintor Paul Gaugin. Decepcionada del matrimonio comienza a trabajar como criada de una familia inglesa, por lo que debe viajar a Inglaterra. Se inicia entonces una lucha legal por la custodia de los hijos que duraría 12 años. Sus amargas vivencias despiertan en ella un pensamiento y una actitud revolucionaria que la convierte en la precursora del movimiento feminista. Viaja por varios países donde realiza trabajos de toda clase, es en este momento cuando toma conciencia de su condición de "paria".  En 1833 decide viajar a Perú para reclamar la herencia que le corresponde de su padre, pero solamente consigue una pensión mensual. La etapa que pasa en Perú donde asiste a la guerra civil y ve la gran diferencia entre las distintas clases sociales será significante para el futuro de Flora: se convierte en defensora declarada de los derechos y libertades de la clase obrera y de la mujer. Las persecuciones de su marido continúan, hasta el punto de recibir un disparo que la deja mal herida. Finalmente es  condenado y ella consigue liberarse de él. A raiz de un viaje a Londres, donde Flora consigue penetrar en la cámara de los lores disfrazada de hombre y donde entra en cometo con los obreros que malviven en una sociedad que les da la espalda, decide dedicar sus esfuerzos en un futuro sobretodo a la clase obrera: antes de empezar a gestarse las ideas de Marx y Engels, viaja por toda Francia dando apoyo a los trabajadores de su país. En 1844 fallece víctima del tifus con solo 41 años, dejando plasmadas sus ideas y sus vivencias en su prolífica obra, de la cual destacan Peregrinaciones de una paria, Paseos en Paris, Selección de Cartas, una recopilación de cartas del Libertador Simón Bolívar, Unión Obrera así como otros dos libros a favor del divorcio.

Obras asociadas
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