Una visita a Voltaire y Rousseau

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Se ha dicho de Boswell que era un snob y que su diario está en perfecta sintonía con la comedia de  costumbres que tanto se cultivó en su siglo. Algo de verdad hay en esto. Boswell, aquejado siempre de una honda inseguridad personal, intentó toda su vida afirmar su valía a fuerza de buscar el trato y el aprecio de personas distinguidas, fuera en el campo de la política, la literatura o, como en este caso, la filosofía. Al hacerlo, va convirtiendo la historia de su vida en una delicada comedia, referida siempre con rigor, mesura y un estilo depurado. No puedo sino estar de acuerdo con Cyril Connolly cuando dice que «el lugar de Boswell está entre los comediantes divinos». Espero sinceramente que este libro, además de ser apreciado por su alto valor como documento para acceder a las figuras de Voltaire y Rousseau, sirva para introducir al lector a la figura de su autor, una de las personalidades más notables de su época, que nos ha dejado, en su extenso Diario, un retrato completísimo de su compleja personalidad, y una obra maestra digna de ser leída y admirada.

José Manuel de la Prada-Samper

INTRODUCCIÓN

Para mi madre, Loli de Prada  

James Boswell es una de las figuras más singulares de las letras inglesas. Su obra maestra, La vida de Samuel Johnson, sin duda una de las biografías más notables que nunca se hayan escrito, tuvo el inconveniente de vincularlo ad eternum a la imponente personalidad de su biografiado, ocultando casi por completo la suya propia. Un azar del destino, sin embargo, vino a remediar esta situación. A partir de 1925, en el Castillo de Malahide, cerca de Dublín -a donde había ido a parar, por vía matrimonial, una biznieta de Boswell-, un coleccionista estadounidense, Ralph Isham, comenzó a comprar la parte del archivo del ilustre escritor que la familia había conservado. Parecía que aquello era todo cuanto se podía recuperar, pero en 1930, 1937 y 1939, se produjeron, también en el castillo, nuevos hallazgos. Este nuevo lote fue rápidamente adquirido por el propio Isham quien, ya a partir de 1928, había publicado, en una costosa edición limitada, los primeros documentos recuperados, entre ellos la parte relativa a Voltaire y Rousseau que aquí presentamos. Además, en 1930, en Fettercairn House, Kincardineshire, entre los papeles de Sir William Forbes, amigo y albacea literario de Boswell, aparecieron nuevos documentos del archivo del gran biógrafo. En 1949, todo este tesoro fue vendido a la Universidad de Yale, que también adquirió otro conjunto de manuscritos descubiertos en 1948 por el nuevo heredero de Malahide. Lo más relevante de este fabuloso hallazgo literario, uno de los más destacados del siglo xx, es que entre los documentos recuperados, además de mucha de la materia prima para la Vida de Johnson y el propio manuscrito autógrafo de este libro, aparecieron los diarios del autor y un segmento considerable de su correspondencia. Todo esto, una vez publicada una parte sustancial de los manuscritos, nos permite hoy día ver en Boswell a uno de los grandes diaristas y epistológrafos de todos los tiempos, y nos faculta para valorar su personalidad y su quehacer literario independientemente de su vinculación con el Dr. Johnson.

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