
Ficha técnica
Título: Una habitación iluminada | Autor: Richard Mason | Editorial: Duomo | Colección: Nefelibata | Género: Novela| ISBN: 978-84-92723-47-8 | Páginas: 728 | Formato: 15,5 x 24 cm. | Encuadernación: Rústica con solapas | PVP: 22,00 € | Publicación: 17 de Enero 2011
Una habitación iluminada
Richard Mason
Joan McAllister fue pianista profesional hasta que nacieron sus hijos: George y Eloise. Él vive en Australia y apenas se comunica con su familia y Eloise es una brillante mujer de negocios que dedica todo su tiempo al trabajo.
Ahora madre e hija están a punto de emprender un viaje que Joan espera desde hace mucho: el regreso a su tierra natal, Sudáfrica. En su transcurso, Joan comparte con su hija sus secretos y los de su familia y Eloise descubrirá la extraordinaria y misteriosa personalidad de su madre. Una nueva Joan, desconocida hasta ahora para Eloise, empieza a transformar e iluminar la vida de su hija.
En este nuevo momento para ambas, Joan se adentra en los recuerdos de su pasado, y Eloise se mueve entre un presente de renuncias personales por su profesión y la posibilidad de recuperar a un antiguo amor.
1
El número 17 de Kingsley Gardens dominaba una calle arbolada en el lado sur del río, protegida del tráfico de Trinity Road por sus amplios terrenos y una urbanización de la década de 1950 de pisos y tiendas. Un tramo de escaleras conducía a una entrada imponente, junto a la cual una placa de latón grabada con THE ALBANY se veía discretamente oculta por un tejo bien podado en una maceta de terracota. Sólo una rampa para sillas de ruedas rompía la ilusión de un club exclusivo para caballeros, aunque su gran amplitud y los pasamanos de dorado brillante indicaban un tipo superior de acceso para minusválidos.
Eloise ayudó a su madre a salir del taxi y puso el brazo alrededor de sus hombros.
-¡Aquí estamos! -exclamó.
-Sí -contestó Joan-. Aquí estamos.
Se quedaron juntas de pie en la acera, admirando el exuberante exterior del edificio. Como informaba el folleto a todo color del Albany a sus potenciales residentes en la primera página, el hogar ocupaba una «mansión victoriana considerada de tipo II, restaurada con gusto para satisfacer los niveles de calidad más altos y conservando la mayor parte de las características originales de la época». Por encima de ellas, las modas arquitectónicas de un millar de años competían para destacar en una fachada densamente abarrotada, a lo largo de la cual un arquitecto efusivo de finales del siglo XIX había distribuido con liberalidad torreones, cúpulas y ventanas panorámicas. Troneras medievales atravesaban gabletes jacobeos; tejados de pizarra se alzaban empinados, punteados con ventanas en forma de ojo de buey. Arcos góticos, columnas normandas y pilastras corintias competían por la atención a lo largo de un frontispicio de estuco blanco labrado, por encima de la puerta, con las letras «G» y «C» decorativamente entrelazadas.
-¡Dios santo! -exclamó Joan.
-Hasta el momento ésta parece la mejor. -Eloise habló con el optimismo ligeramente histérico de alguien que se había pasado demasiados sábados sucesivos examinando residencias asistenciales para ancianos.
-Desde luego es mejor que ese lugar de Enfield.
-Yo nunca te dejaría vivir allí.
Joan apretó con afecto la mano de su hija. Ni remotamente condenaba a Eloise por meterla en una residencia. No la había traído al mundo, le había dado la vida y la había amado, la había criado y la había cuidado lo mejor que podía esperando lo mismo a cambio. Apretó un poco más fuerte su mano y dijo:
-No, por supuesto que no, querida.