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Ficha técnica

Título: Normalidad de la crisis/crisis de la normalidad | Autoras: Luciana Cadahia y Gonzalo Velasco | Editorial: Katz |Serie: conocimiento | Páginas: 221 | Formato: 15,5 x 23 cm. | ISBN: 9788492946457

Normalidad de la crisis / crisis de la normalidad

KATZ EDITORES

 

El relato de la crisis se ha instalado en el discurso contemporáneo como el único marco posible para pensar nuestra actualidad. Ello, por cierto, ni es inocente ni carece de consecuencias: implica una domesticación simbólica y la adscripción a cierta tradición narrativa, en los términos de un relato de evolución o decadencia. La crisis sería un momento de inflexión dentro de ese movimiento más amplio que Reinhardt Koselleck describió como el ciclo «nacimiento-destrucción-muerte-regeneración». Al despejar la operación de naturalización de la crisis, se vuelve necesario y posible cuestionar el origen de este modo de representarla, para entender la relación que su relato mantiene con la instauración o conservación de modos de legitimar un orden superador del conflicto.
Normalidad de la crisis/crisis de la normalidad busca poner en movimiento la idea misma de crisis y trata de problematizar el dispositivo en el que el término se inscribe. Esto es, observar en qué medida la prevención, la precaución y los dispositivos que la implementan permiten que sea una ocasión para la reafirmación del orden. El cometido, por tanto, no descansa en el apresurado e ingenuo intento de ofrecer «una solución a la crisis», sino más bien en detenernos a pensar los distintos significados y usos de este término. Se trata, en fin, de proponer un juego de dislocación del aparato simbólico articulado en torno a la representación del valor que se le otorga.  

 

Prólogo

La nueva alianza entre los poderes financieros y nuestros gobernantes pone en entredicho la existencia del pacto social. El mecanismo de la crisis funciona como el estado de excepción propicio para socavar los últimos cimientos de las sociedades europeas. Así, la crisis se ha instalado en el debate actual como un marco categorial incuestionable a la hora de pensar nuestro presente. A la vez que implica una domesticación simbólica y la adscripción a cierto juego especulativo de la austeridad y el sacrificio. El trasfondo que pone en movimiento esta especulación es la metáfora de una mala gestión de la economía doméstica. Los países de la Unión Europea serían los miembros de una gran familia que ha vivido por encima de sus posibilidades y no ha sabido establecer una coordenada correcta entre el crédito y el consumo. La consecuencia de este exceso habría dado lugar a una anomalía sistémica, un desvío incontrolable desde los parámetros normales del gasto y el ahorro. De este modo, la crisis sería un momento de inflexión dentro de un movimiento más amplio comprendido en el marco implícito de “nacimiento-destrucción-muerte-regeneración”. La excepcionalidad de las nuevas medidas tendrían un carácter transitorio, cuya única finalidad sería la de restaurar un orden económico alterado. El ritual mágico-jurídico de la austeridad debería devolver la confi anza en los mercados. Pero detrás de este velo de maya de la restauración, tiene lugar una profunda transformación de la naturaleza misma de la sociedad. Ahora bien, el sacrifi cio de la austeridad supone no sólo la desaparición de los derechos básicos de los ciudadanos, sino el precio que los países de la Unión Europea deben pagar para volver a ser fiables. Sin embargo, la fe atribuida a las políticas de austeridad no logra la anhelada salvación que prometía el ritual sacrifi cial de los devotos técnicos de la economía. Si abandonamos la especulación en sentido económico y la consideramos en términos estrictamente filosóficos, descubrimos que este esquema es insuficiente para comprender lo que está en juego en esta crisis financiera. El misterio especulativo de la austeridad y el sacrifi cio encierra un juego peligroso. Esto es, un mecanismo que, al inyectar la dosis justa de riesgo e imprevisibilidad en los mercados, propicia una mayor inmunidad al capital financiero. Cuanto más riesgo, más legitimado se encuentran los poderes fi nancieros para ejercer su poder en las instituciones y subsumir a su lógica todas las esferas de la vida política contemporánea. La crisis, entonces, se convierte en un mecanismo de normalización y ocultamiento de los cambios que precisa el actual poder para seguir expandiéndose. La especulación fi nanciera ya no necesita de un pacto social para subsistir. Por tanto, deberíamos hablar de una crisis previsible, es decir, una crisis que ya está de antemano subsumida en un orden que precisa transformar la naturaleza misma de la sociedad y las instituciones para seguir funcionando ¿En dónde radica la efectividad del dispositivo de la crisis?

 

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