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Ficha técnica

Páginas: 448 | Temática: Actualidad | Formato: Rústica hilo 15 x 24 |Precio: 18,00 euros | ISBN: 9788403012097

Moby-Duck

AGUILAR 

Disponible en ebook 

La verdadera historia de 28.800 patitos y de otros muñecos de goma perdidos en el mar, y de los oceanógrafos, los ecologistas y los lunáticos que salieron en su busca.

El 10 de enero de 1992 una tormenta sorprendió a un carguero que cruzaba el Pacífico desde Hong Kong hasta Washington. Doce contenedores cayeron al mar. Uno de ellos se abrió y liberó 28.800 bolsitas de juguetes de plástico al mar. Miles de animales de goma, entre los que se encontraban patitos amarillos, ranas verdes, castores rojos y tortugas azules, navegaron por las corrientes oceánicas hasta naufragar, ser presa de los animales marinos o quedar varados en playas inexploradas.

El periodista Donovan Hohn leyó la noticia y decidió seguir el rastro a los juguetes de plástico. Este hecho, en principio anecdótico, se convirtió en una odisea accidentada que lo llevó hasta China, Alaska, Hawai, Escocia y el Ártico, lugares en los que fue testigo del complejo entramado de las compañías marítimas, de la minuciosidad del trabajo de los oceanógrafos, de los riesgos de los marineros disidentes y del oscuro mundo de las fábricas de juguetes chinas. Moby-Duck es un viaje trepidante a las profundidades del océano divertido y curioso. Un recorrido científico, mítico, con moraleja ecologista, que se lee como una novela.

 

Artículo de Antonio Muñoz Molina Apocalipsis de plástico, publicado en El País el 9 de abril de 2011, donde realiza una breve y maravillosa reseña sobre la aventura que subyace al libro.

 

 

INTRODUCCIÓN

De entrada no sentía necesidad alguna de familiarizarme con los seis grados de libertad. Nunca había oído hablar de la gran mancha de basura del Pacífico norte. Me gustaba mi trabajo, amaba a mi mujer y solía estar de acuerdo con Emerson en que viajar es el paraíso del insensato. Mi única intención era entender qué había pasado, adónde habían ido a parar los muñecos y por qué. Me fascinó la historia aquella de los contenedores caídos de un barco, lo de los oceanógrafos que seguían la pista a los juguetes náufragos con la ayuda de personas que rastreaban playas remotas. Me encantó sobre todo la historia de los patitos de goma que cruzaban el Atlántico y llegaban alegremente a sitios a los que en otros tiempos habían accedido los exploradores con orgullo y habían pasado penurias.

De entrada no tenía ninguna intención de hacer lo que acabé haciendo: dejar mi trabajo, despedirme de mi mujer con un beso y dedicarme a deambular por el hemisferio norte a bordo de todo tipo de embarcaciones. Nunca esperé sumarme a la tripulación de un catamarán de quince metros capitaneado por un carismático ecologista, el Ahab de los cazadores de plásticos, que tenía la bonita costumbre de exterminar las moscas que sobrevolaban su provisión de fruta ecológica absorbiéndolas en pleno vuelo con un aspirador.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

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