
Ficha técnica
Título: Los bosques imantados | Autor: Juan Vico | Editorial: Seix Barral | Colección: Biblioteca Breve | Formato: 13,3 x 23 cm. | Presentación: Rústica con solapas | Fecha: abr/2016 | Páginas: 224 | ISBN: 978-84-322-2740-0 | Precio: 17,50 euros | Ebook: 9,99 euros
Los bosques imantados
Juan Vico
Francia, 1870. En el bosque de Samiel se reúnen centenares de curiosos, devotos, médiums y magos, y también la prensa, dispuesta a cubrir los fenómenos que se esperan para la noche del 10 de julio.
Locusto, un misterioso mago al que nadie ha visto el rostro, ha anunciado su aparición en el bosque, coincidiendo con el eclipse lunar que tendrá lugar en la noche de Samiel y que propiciará el despertar de poderosas fuerzas.
Hasta allí viaja Victor Blum, periodista embarcado en una cruzada personal contra la superchería y el fraude. Dos hechos inesperados, la profanación de una iglesia y un asesinato, pondrán a prueba la investigación de Blum.
Un análisis de la fascinación por los fenómenos paranormales y de la necesidad de poner a prueba la fe y la superstición.
«Uno de los narradores jóvenes más prometedores de la literatura española.(…) La prosa de Vico es siempre ceñida y sabrosa, sin fastos ni ramplonerías», Eduardo Moga, Blog Corónicas de Inglaterra.
1
Una lámpara de queroseno. La calavera de un elefante. Dos manzanas medio mordidas. La esfera golpeada de un reloj.
Alguien, alguna vez, le desveló la naturaleza de esas enigmáticas y cambiantes masas.
Minúsculas gotas de agua suspendidas en la atmósfera. Nada más.
La constatación de que existía una lógica tras aquel juego infantil le resultó confortable. Una ley regulaba su desarrollo. El misterio de los volúmenes que el viento caprichosamente alteraba había dado paso a una certeza. El placer se duplicaba. La ilusión de las formas efímeras seguía intacta. Pero la solidez de sus flamantes conocimientos proporcionaba a su actividad observadora una sensación de poder que antes no poseía.
Sus ojos no podían decidir el perfil de las nubes, contribuir a su evolución. Su mente en cambio era capaz de distanciarse a voluntad del fenómeno para después dejarse llevar nuevamente por la fantasía de las manchas blancas y grises sobre el tapiz del firmamento.
Volvió la vista hacia el interior del carruaje. Su único acompañante en ese tramo dormitaba en el banco opuesto. Abrió el maletín que descansaba a su derecha. Extrajo dos volúmenes. Los sopesó. Uno en cada mano.
El primero de ellos contenía la última novela de Julio Verne, Alrededor de la Luna.
En el otro ejemplar, más pesado, aguardaba un indigesto tratado que se había propuesto finalizar antes de llegar a su destino. Releyó el rimbombante epígrafe que presidía la portada: El magnetismo animal, desde Mesmer a nuestros días, así como sus aplicaciones prácticas, por Locusto.
El sentido de la responsabilidad se impuso. Condenó a la oscuridad del maletín las aventuras de los exploradores lunares y abrió el mamotreto.
No tardó en vencerlo el sueño.