
Ficha técnica
La distinción
Pierre Bourdieu
Los sujetos sociales se diferencian por las distinciones que realizan -entre lo sabroso y lo insípido, lo bello y lo feo, lo distinguido y lo vulgar- en las que se expresa o se traiciona su posición. El análisis de las relaciones entre los sistemas de enclasamiento (el gusto) y las condiciones de existencia (la clase social) conduce así a una crítica social del criterio selectivo que es, inseparablemente, una descripción de las clases sociales y de los estilos de vida.
Podría comenzarse la lectura de este libro por el capítulo final, titulado «Elementos para una crítica «vulgar» de las críticas puras», que pone de manifiesto las categorías sociales de percepción y apreciación que utiliza Kant en su análisis del juicio del gusto. Pero lo esencial de esta ya clásica obra del sociólogo francés Pierre Bourdieu se encuentra en la investigación que, al precio de un enorme trabajo de encuesta empírica y de crítica teórica, conduce a una reformulación de todas las tradicionales interrogaciones sobre lo bello, el arte, el gusto y la cultura.
1
TÍTULOS Y CUARTELES DE NOBLEZA CULTURAL
Existen pocos casos en los que la sociología se parezca tanto a un psicoanálisis social como aquel en que se enfrenta a un objeto como el gusto, una de las apuestas más vitales de las luchas que tienen lugar en el campo de la clase dominante y en el campo de la producción cultural. No solo porque el juicio de gusto sea la suprema manifestación del discernimiento que, reconciliando el entendimiento y la sensibilidad, al pedante que comprende sin sentir y al mundano que disfruta sin comprender, de/ne al hombre consumado. No solo porque todos los convencionalismos designen de antemano el proyecto de definir este indefinible como
una manifestación evidente del /listeísmo*: tanto el convencionalismo universitario que, desde Riegl y Wölflin a Elie Faure y Henri Focillon, y desde los más académicos comentaristas de los clásicos a los semiólogos vanguardistas, impone una lectura formalista de la obra de arte, como el convencionalismo mundano que, al hacer del gusto uno de los índices más seguros de la verdadera nobleza, no puede concebir que se lo relacione con cualquier otra cosa que no sea el gusto mismo.