
Ficha técnica
La comunicación jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes
Revolución tecnológica, predominio audiovisual, Internet, redes sociales, saturación informativa, obsesión por la inmediatez: tablets, smartphones, wifi, Twitter, Facebook, SMS, WhatsApp, Google, PowerPoint. Los contenidos son instantáneos, sensacionalistas, emotivos, huecos. Todo lo que no cumple con estas premisas es apartado de la agenda. Estamos tan ocupados, distraídos o abrumados por la información que nos llega que resulta difícil darnos cuenta de la forma superficial y jibarizada que adopta y del modo en que influye en nuestra manera de consumirla e interiorizarla.
Resultado: destierro de la profundización, pérdida de la capacidad autónoma de reflexión, incapacidad para la elaboración independiente de conclusiones y, por último, ausencia de una mirada crítica de los acontecimientos. Sin embargo, esta obra no tiene como objetivo embestir contra los nuevos soportes, formatos, lenguajes y formas de comunicación. Pretende, sencillamente, advertir de algunos peligros y explicar que está provocando en la ciudadanía la aceptación pasiva y sumisa de esta tecnología.
La reducción de la calidad de la información, asociada a la velocidad de las tecnologías, está produciendo fenómenos nuevos como la tuiterización de la forma de expresión, así como de la misma información. Se reducen los contenidos, se reducen las maneras de comunicarse, se jibariza el mundo.
INTRODUCCIÓN
Desde siempre hemos asumido que para transmitir informaciones complejas, situaciones controvertidas o pensamientos elaborados el emisor necesitaba tiempo para la exposición y espacio para el desarrollo. El receptor, por su parte, requería una concentración exclusiva sin elementos ajenos que le dispersaran. Todas esas condiciones están desapareciendo en el tiempo que nos toca vivir: predominio audiovisual, espectacularidad en la comunicación, revolución tecnológica, sobresaturación informativa, todo ello está terminando con los requisitos necesarios para que una información mínimamente reflexiva pueda difundirse y comprenderse. A lo largo de las siguientes páginas intentaremos mostrar que estamos demasiado ocupados, distraídos o abrumados por toda la información que nos llega para darnos cuenta de la forma superficial y jibarizada que ahora adopta esta información y el modo en que opera en nuestra manera de consumirla e interiorizarla. Un modo que en la gran mayoría de las mentes de los consumidores destierra la profundización en los asuntos, la capacidad autónoma de reflexión, la elaboración independiente de conclusiones y el análisis crítico de los acontecimientos.