El atado

Ilse Aichinger

SUBSUELO

La obra de Ilse Aichinger está determinada por la experiencia de la persecución de la población judía durante la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, su voz es una de las más auténticas y más autorizadas.

En 1952 publicó en Viena la recopilación de relatos titulada Discurso bajo la horca y al año siguiente una versión ampliada: El atado, el libro cuya traducción al español sale ahora a la luz. Una vez dado el asombroso y luminoso paso inicial que fueron su novela La esperanza más grande y los relatos de El atado, su obra se fue haciendo más y más concisa y concentrada. Hasta que llegó un momento en que dejó de escribir. De hecho, su deseo confeso era desaparecer. «Existir no es ninguna ventaja», dice. Hay en ella un hondo deseo de no haber vivido y una actitud de radical oposición al mundo. La postura de Ilse Aichinger es la de la resistencia, de la rebeldía, del inconformismo, del no. Esto comporta también una negativa a aceptar el lenguaje vigente. «Mi lenguaje es una forma de anarquía.»

Por eso su obra, que se caracteriza por la discreción y la radicalidad, que está colmada de situaciones de aislamiento y de soledad, está al mismo tiempo llena de una esperanza prístina, depurada, esencial. En el fondo reina allí una sutil alegría.

Los relatos de El atado presentan un mundo inquietante, inseguro: el nuestro. Pero en el mundo de paradojas de Ilse Aichinger, al comienzo está la muerte y al final el nacimiento, la esperanza.

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