
Ficha técnica
Título: El amante indigno | Autor: Rudolf Borchardt | Traducción: Esther Cruz Santaella | Ilustraciones: Natalia Zaratiegui | Editorial: Ardicia | Páginas: 180 | Tamaño: 13 x 21 cm | ISBN: 978-84-944476-9-3 | Fecha: octubre 2017 | Precio: 16,90 euros
El amante indigno
Rudolf Borchardt
Todo transcurre en pocas horas, en una finca noble. Y nobles son también los protagonistas: una nobleza desolada, pero capaz aún de ocultar la angustia tras de una mirada contenida y elegante, como si aguardara una catástrofe ineluctable. Un huésped llega para formalizar un delicado contrato matrimonial. Es un aventurero, un hombre que no pertenece a los tiempos antiguos -aquellos que precedieron a la ordalía de la Gran Guerra-, ni tampoco a los nuevos -los de la inflación y el desnorte-, y que con distinguidos modales y un atractivo indiscutible envenena el aire de las mujeres a su alrededor, empujándolas, como un mal irresistible, hacia una funesta trampa.
Cuando en 1929 apareció El amante indigno ya se habían publicado en el siglo xx grandes historias de adulterio, pero ninguna con el tono, la tensión sintáctica y el detallado e implacable protocolo de los acontecimientos que identifican la novela de Rudolf Borchardt. Tal vez solo en otra obra maestra, El buen soldado de Ford Madox Ford, podamos encontrar la traición amorosa diseccionada con semejante lucidez, crudeza y desapego.
PÁGINAS DEL LIBRO
Poco después de que los franceses hubieran vuelto a abandonar el territorio sujeto a sanciones y estuviesen de nuevo tras las antiguas líneas de ocupación, un tal barón von Klingen, un hacendado que regresaba junto a su mujer y a su hija a sus propiedades abandonadas precipitadamente, descubrió, sobornando al servicio, una infidelidad por parte de la baronesa -considerablemente prolongada en el tiempo- con un oficial de los abigarrados freikorps alemanes allí asentados, el capitán Konstantin von Schenius, natural de Livland, y de inmediato inició los trámites del divorcio. Las conversaciones con la familia de la esposa -con el único hermano de esta, Moritz Luttring-Altmannstetten, hacendado en la frontera de Baden-Wurtemberg, señor de mayorazgo y fideicomiso- se desarrollaron en términos de notable y recíproca deferencia, pues ya no existían susceptibilidades; y gracias además a la intervención, serena y reflexiva para con la naturaleza humana, de la esposa de Moritz -la baronesa Tina, distinguida a partes iguales por su hermosura, su inteligencia y su bondad, y nacida von Scultetus en el Alto Hesse-, tales conversaciones condujeron rápidamente al único final posible, esto es, a la renuncia de Klingen a su hija. La pareja tenía prisa por deshacerse el uno del otro.