
Basti
Intizar Husain
Basti es una crónica novelada y bellamente escrita de la trágica historia moderna de Pakistán, y es considerada su obra maestra fundacional.
Basti en urdu significa asentamiento, lugar común, y la extraordinaria novela de Intizar Husain comienza así, con una visión mítica de la armonía entre ancianos y jóvenes, hombres y mujeres, musulmanes e hindúes. Pero entonces Zakir («el que recuerda»), el protagonista, despierta al mundo moderno en medio de una manifestación. Las masas se agolpan. Las consignas se lanzan. Las ciudades arden. Él piensa en el amor que dejó atrás…
¿Qué es lo que hace que los hombres se junten y qué es lo que les separa, a veces tan violentamente? Basti es una historia de amor y una reflexión sobre estas eternas preguntas en el contexto de un conflicto cuyos ecos se siguen sintiendo hoy en día.
UNO
Cuando el mundo era aún completamente nuevo, cuando el cielo estaba recién hecho y la tierra no había sido mancillada, cuando los árboles respiraban a través de los siglos y las épocas hablaban a través de las voces de las aves, cómo se asombraba al mirar a su alrededor de que todo fuera tan nuevo y sin embargo pareciera tan viejo. Los arrendajos, los pájaros carpinteros, los pavos reales, las palomas, las ardillas, las cotorras… Parecían tan jóvenes como él y sin embargo portaban los secretos del tiempo. Las llamadas de los pavos reales no venían del bosque de Rupnagar, sino del mismísimo Brindaban. Cuando un pequeño pájaro carpintero detenía su vuelo para descansar sobre la alta rama de un árbol de nim, era como si acabara de entregar una carta en el palacio de la reina de Saba y volara de regreso al castillo del rey Salomón. Cuando una ardilla, en medio de sus carreras por los tejados, se paraba de pronto, se sentaba sobre la cola y le chillaba, él se la quedaba mirando y pensaba con asombro que las líneas negras que tenía en el lomo eran las marcas de los dedos del gran Ramchandar. Y el elefante era todo un mundo de maravilla. Cuando estaba en la entrada de su casa y un elefante se aproximaba a lo lejos, él veía una montaña en movimiento. La larga trompa, las enormes orejas ondeando como abanicos gigantes, los colmillos blancos y protuberantes, curvados como enormes cimitarras… Al ver aquello, siempre corría al interior de la casa totalmente conmovido y se iba derecho a Bi Amma, su abuela.