Vicente Verdú
Una larga batería de libros en torno al conocimiento compartido, la inteligencia de la muchedumbre, el saber de la wikipedia, la infotopía y cosas de este tipo desemboca en la utopía de una próxima "inteligencia universal" formada por la puesta en común de las capacidades creativas de todos los seres humanos conectados.
A falta de revolución social, una revolución mental. A falta de una gran idea brillante, la opacidad de la idea obesa.
Esta utopía colectivista daría lugar a una nueva economía llamada "relacional" que, según Jacques Attali, prestará servicios sin ánimo de lucro y se batirá contra el mercado hasta ponerle fin. En ese mismo momento se fundaría una época inédita, y de la misma manera que siglos atrás el mercado puso fin al feudalismo y la democracia a la monarquía.
Pero, efectivamente, no concluyen en este punto los transtornos: de la economía relacional se deducirá la desaparición de la envejecida democracia actual puesto que la idea y el afán democrático no ha sido otro desde hace doscientos años que la promoción del individuo y su individualismo. Sin embargo, diseñado el mundo en forma de red, avanzando mediante una trama humana o cerebro relacional, la conocida democracia adquirirá un sentido nuevo: nuevo, diferente, superior.
Se le sigue llamando "hiperdemocracia" puesto que parece arrinconar esta palabra todavía sagrada pero de ningún modo será una versión perfeccionada del sistema existente sino su transustanciación. Los partidos, los líderes, los discursos, las promesas quedarán arrasadas por la acción directa de la ciudadanía y a través de una interacción planetaria en constante transfusión. La hiperdemocracia será así el reino de la hipercrítica positiva tal como en la actualidad funcionan los móviles que se recomiendan restaurantes o se compinchan para boicotear una lata de conservas china. La hiperdemocracia vivirá así cohabitando con lo que Attali llama el hiperconflicto y todo ello en un escenario denominado hiperimperio que pondrá fin a la incuestionada hegemonía norteamericana, desmantelará de paso los servicios públicos y los estados, las naciones. La hiperdemocracia, en fin se manifestará desde un poder policéntrico que se imita desde Brasil a la India, desde Los Ángeles a Sidney, desde Luxemburgo a Castilla-León.
En el vórtice mismo de la crisis financiera mundial he aquí un sudoku para contemplar el mundo desde un caleidoscopio imaginativo. Una previsión propia de tiempos de calma en el momento de la Gran Turbulencia. Jacques Attali, ciertamente, publicó su Breve historia del futuro (Paidós) en 2006, cuando asombrosamente no se recelaba nada de lo que se nos ha venido encima.