Vicente Molina Foix
Pese a la modestia de su lanzamiento (31 copias en exhibición nacional), ‘Vacaciones de Ferragosto’ (‘Pranzo di ferragosto’), escrita, dirigida e interpretada por Gianni di Gregorio, está siendo el ‘sleeper’ de la temporada. Muy corta de metraje (75 minutos), de presupuesto y de inspiración, pues se centra prácticamente en un solo decorado y en una sola situación, la acogida temporal (pero tal vez no) de varias ancianas, madres de amigos, en la casa de un hijo maduro y soltero que vive con su vetusta y mandona progenitora, ‘Vacaciones de Ferragosto’ gusta tanto al público (en Italia fue un auténtico ‘hit’) por malas y buenas razones, lo cual quiere decir que se trata de un trabajo complaciente pero muy bien hecho, dentro de un género que todos agradecemos y en gran parte añoramos, la comedia. Y nada menos que la comedia italiana.
Claro que la Italia de hoy no es aquel país donde, aún en el vértigo de sus gobiernos de corta duración, sus cristianos políticos trapaceros y su papado mangoneante, se produjo, emanada del neorrealismo, un tipo de comedia social de tintes negros, agridulce y crítica, que tuvo en Pietro Germi, Dino Risi, Luigi Comencini, Mario Monicelli, Ettore Scola o el propio Fellini de la primera época magníficos directores y, delante de sus cámaras, a actores cómicos de la talla de Vittorio Gassman, Alberto Sordi, Totó, Ugo Tognazzi, Vittorio de Sica o Nino Manfredi, citando unos pocos. Una comedia fílmica pre-berlusconiana, por así decirlo, y diciéndolo en un doble sentido figurado; anterior al país de rampante vulgaridad retrógrada que es hoy aquella república demediada, y anterior al imperio contaminante de ‘Tele Cinque’, creado y moldeado a su figura por el mismo jefe de estado aún en ejercicio. Como era de esperar, incluso en esta época de decadencia italiana, el berlusconismo estético y moral ha tenido sus detractores burlescos en el cine, pero así como la izquierda política no ha sabido encontrar las vueltas electorales al para-fascismo del régimen de Il Cavaliere, tampoco los cineastas de talento, con Nanni Moretti a la cabeza (su ‘Il caimano’ es una película fallida), han dado con el antídoto cómico que en la época dorada del género supusieron películas como ‘El oro de Nápoles’ (de Sica), ‘Vida difícil’ o ‘La escapada’ (Risi), ‘Todos a casa’ (Comencini) y ‘Divorcio a la italiana’ (Germi).
Así que hay que contentarse viendo con sonrisa plácida ‘Vacaciones de Ferragosto’, esta breve ‘sit-com’ cinematográfica que bien podría ser el capítulo de una tele-serie de calidad ‘standard’, con buenos actores y diálogos y una moderada malicia costumbrista en el desarrollo de la reducida trama. El empequeñecimiento respecto a los títulos de la histórica comedia italiana no es sólo de medios, de metraje y de intención. Las ancianas glotonas, desvariadas y a la postre simpáticas escogidas de fuera de la profesión por el director de ‘Vacaciones de Ferragosto’ no tienen el carisma ni la gracia de -por citar a una vieja genial de entonces- Tina Pica, pero, aunque es un actor austero y eficaz en el registro cómico, tampoco, ¡ay!, Gianni di Gregorio aspira al rango de un gran ‘mattatore’ del género sinvergüenza como lo fueron Gassman o Manfredi, ni llena el perfil del acomplejado ‘uomo ridícolo’ que supieron crear magistralmente Sordi o Tognazzi. Quizá, pensándolo bien, ningún actor ni guionista actual tenga la capacidad de emular en lo grotesco a ese histrión llamado Silvio Berlusconi.