Skip to main content

Ficha técnica

Título: Política | Autor: David Runciman | Traducción: Marta Alcaraz | Editorial: Turner  | Colección: El Cuarto de las Maravillas | Encuadernación:Rústica con solapas | Dimensiones:12,5 x 19 | Páginas:192 | ISBN: 978-84-16142-15-6 | Precio:14,90 euros

Política

David Runciman

TURNER

¿Cuál es la diferencia entre vivir hoy en Dinamarca o en Siria? Efectivamente, la política. El primero es un país con un sistema democrático en el mejor sentido, el de la adaptabilidad. El otro es un Estado fallido. La diferencia es el bienestar o la guerra, la vida o la muerte. Lo dice Runciman y lo demuestra su libro: la política importa. Más que nunca, importa y dirige nuestras vidas, economías y culturas. Por si no se habían enterado: Politics is the new hype.

¿Puede la impresora 3D cambiar la escala de los partidos políticos? ¿Puede Google sustituir al Estado? ¿Acaso nuestros tecnócratas son capaces de olfatear siquiera hacia dónde sopla el viento de la historia? Sin la irritante monserga de la corrección política, Runciman plantea estas y mejores preguntas mientras da cuenta de los auténticos mecanismos de la política: la coacción, la violencia, la guerra y la paz. Claro que «la paz fomenta las opciones fáciles; las opciones fáciles promueven la mala política; la mala política amenaza con el desastre».

Y todavía hay más. Este libro nos tira de la oreja y nos hace contemplar un espectáculo que muchos todavía negamos: la posibilidad de que nuestra democracia capitalista se venga abajo. Entre el capitalismo veloz y la democracia imperante, la catástrofe puede estar a la vuelta de la próxima recesión, del próximo presidente idiota. Sin medias tintas, de Hobbes a George Clooney, de la Carta de Derechos al Google Maps, Runciman (ad)vierte y (di)vierte.

La política todavía importa. Política es un libro importante.

INTRODUCCIÓN

POLÍTICA

La política importa.

Vivir hoy en Siria significa estar atrapado en una especie de infierno: una vida aterradora, violenta, impredecible, miserable y, para demasiados sirios, muy corta. Mientras escribo estas líneas, el número de fallecidos en la guerra civil se sitúa entre los ochenta mil y los doscientos mil. (La brecha entre estas cifras da la medida de la gravedad de la situación: los muertos han desaparecido en una nube de desinformación.) El número de desplazados asciende a varios millones, y casi todos los habitantes del país han visto su calidad de vida drásticamente reducida por culpa de la violencia (se calcula que en 2014 el desempleo afectará al sesenta por ciento de la población). En estos momentos, nadie en su sano juicio elegiría vivir en Siria.

Quien tenga la suerte de vivir en Dinamarca disfrutará de lo que, según cualquier parámetro histórico, parece una versión del paraíso: en ese país la vida es cómoda, próspera, segura y civilizada. Y muy larga. Los magníficos restaurantes de Dinamarca, sus programas de televisión, su refinada tradición del diseño, sus generosas prestaciones sociales y su estilo de vida, tan ecológico, despiertan la envidia del mundo entero. Dinamarca se sitúa a la cabeza de las clasificaciones internacionales en lo que a calidad de vida y satisfacción de los ciudadanos se refiere; según ellos mismos anuncian con cierta regularidad, los daneses son más felices que nadie. Tal vez no todo el mundo elegiría vivir en Dinamarca: como tantas otras versiones del paraíso, tiene la desventaja de ser un lugar un poquito aburrido. Pero sin tener en cuenta otras consideraciones, seguro que, entre Dinamarca y Siria, nos decantaríamos por la primera sin pensárnoslo dos veces.

No es que los daneses sean mejores personas que los sirios. No son intrínsecamente más amables ni más inteligentes: la gente, a grandes rasgos, es igual en todas partes. A los daneses tampoco les han tocado en suerte más recursos naturales que a los demás. Al contrario: Siria forma parte del creciente fértil que fuera cuna de la civilización; Dinamarca, en cambio, es un inhóspito enclave nórdico con pocos recursos naturales propios. En Dinamarca abundan las cosas bonitas, pero muy pocas crecen en su suelo. (Los restaurantes que le han dado a Dinamarca su fama gastronómica están especializados en productos locales, pero los transforman mediante la tecnología; a nadie se le ocurriría pagar semejantes precios por lo que da la tierra del país.)

Lo que distingue a Dinamarca de Siria es la política. La política ha contribuido a que Dinamarca sea lo que es. Y también ha contribuido a que Siria sea lo que es.

[ADELANTO DEL LIBRO EN PDF]

profile avatar

David Runciman

David Runciman es profesor de ciencias políticas en la Universidad de Cambridge, autor de varios libros, de los cuales este es el primero que se traduce a nuestro idioma, y colabora regularmente en la London Review of Books, The Guardian y otras publicaciones.

Obras asociadas
Close Menu