Jean-François Fogel
Pablo Escobar, «el patrón» del narcotráfico moderno en Colombia ofrecía un dilema a los que cruzaban su camino: «¿plata o plomo?» La muerte o la corrupción. Ambas opciones hacen parte de la vida en Colombia. Pero luego el reparto es siempre desigual en este país: plata, hay para unos; y muerte, para muchos. Hasta tal punto que la violentología es una disciplina académica. Uno puede ser violentólogo en Colombia como historiador o sociólogo.
Lo más fascinante, claro, para estos científicos es el amplio abanico en el uso de la violencia. Hay de todo: la violencia dentro del matrimonio, como en todas partes; la violencia del delincuente en la calle; la violencia del hampa organizada; la violencia de los poderes económicos y, por fin, la violencia de la guerra. Esta última está muy documentada, por ejemplo, en el libro de Juanita León: País de plomo (Aguilar). Es una compilación que vi de una reportera del diario El Tiempo y del semanal Semana. El libro pertenece a los buenos libros sobre los conflictos, género literario que permite una fuerte competencia entre periodistas y escritores.
Ya he escrito que el mejor libro, para mí, es Un día más con vida de Ryszard Kapuscinski. Todos conocemos Dispatches de Michael Herr sobre la guerra de Vietnam. Pero creo que nada supera Un escritor en guerra de Vasili Grossman de recién traducción al castellano (Crítica). Lo leí en la traducción al inglés y me provocó la misma impresión que Vida y destino del mismo autor: Grossman es el único escritor que puede competir con Tolstoi.
Ahora bien, vuelvo a Juanita León al descubrir, con más de un mes de atraso, un artículo suyo en la revista El Malpensante. No se puede encontrar el texto en Internet: el sitio de la revista busca suscriptores. Pero el artículo, "Ficción y realidad del conflicto", se puede resumir en unas afirmaciones a propósito de la guerra como una actividad lenta, aburrida, poco romántica. Después de dedicar años a los conflictos en su país Juanita León, elabora las nueve reglas de la guerra:
1. La guerra es más lenta
2. La guerra es menos emocionante
3. Guerrilleros y paramilitares son gente de carne y hueso
4. La guerra es poco racional
5. La guerra saca lo mejor y lo peor de la gente
6. La guerra depende de individuos pero también de estrategias de largo aliento
7. Las guerras son costosas
8. La población civil no es ajena al conflicto
9. La guerra tiene efectos sutiles, permanentes y perversos
Me parece que son reglas universales. Pensando en los grandes textos sobre la guerra (como los dos primeros párrafos de Adiós a las armas de Hemingway, con sus repeticiones y la presencia del tiempo y de las estaciones del tiempo), podemos pensar que una novela que no cumple con estas reglas no es una novela de guerra, a pesar de utilizar la guerra como entorno. Puedo citar dos casos para confirmar la incipiente teoría: Catch-22 de Joseph Heller (fallos frente a las reglas 3, 6 y hasta 9) y Slaughterhouse-5 (Matadero 5) de Kurt Vonnegut (fallos en el 1, 5 y 6).
A pesar de estudiar mucho la relación entre periodismo y literatura, nunca lo había pensado: la guerra es el verdadero territorio de la competencia entre ambos. Y no siempre gana la literatura.