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ZAGAJEWSKI Y LAS CIUDADES FEAS

Por 2 de noviembre de 2006 Sin comentarios

Javier Rioyo

He pasado la semana Zagajewski. Era como si no hiciera ni frío ni calor, todo el tiempo hacía Zagajewski. Hace tiempo comprobé lo que era pasear por su belleza ajena, por sus poemas, por sus deseos. Ahora estoy todavía bajo la influencia de ese libro tan hermoso, tan cercano y tan libre, tanto como un solo de Charlie Parker, tanto como Stravinski, como Malher. Qué gran escritor este polaco, aunque ahora su ciudad esté en Ucrania y su residencia se mueva por ciudades de Occidente. Por hermosas ciudades de Occidente, ya sean París o Nueva York. Dos formas que la belleza de las ciudades adoptó en diferentes siglos.

¿De qué siglo será la belleza de Madrid si es que se puede considerar bella? Para mí Madrid es muy hermosa. Pero no tiene un siglo, tiene varios mezclados. Algo del barroco, un poco de la Ilustración- poco, no hay que pasarse-, bastante del XIX, de la decadencia entre los dos siglos, del mundo galdosiano, un poco de la modernidad de los veinte, de la racionalidad republicana- ahora se puede ver una exposición del visionario Zuazo en la Biblioteca Nacional-, un poco de los excéntricos durante el franquismo y bastante de los renovadores de los últimos treinta años. Esa mezcla, ese caos, ese desorden de sus calles y plazas, hacen que me guste, que además me parezca hermosa mi ciudad. Habrá otras más ordenadas, con mejores ensanches, con catedrales más importantes y con barrios mejor conservados, pero esa vitalidad de esta ciudad para soportar sus baches, sus alcaldes, sus convencionales herederos del mal gusto del franquismo y otros feos monumentos y vecinos, hace que me siga pareciendo una de las más hermosas del mundo.

No, no estaría Madrid en la lista de las ciudades demasiado hermosas, esas acicaladas ciudades que nada gustan a Zagajewski, ni a nosotros. Dice el escritor polaco que las ciudades demasiado hermosas pierden individualidad. Las ciudades muy hermosas parecen siempre preparadas, acicaladas para los turistas y sus fotos. La fealdad individualiza. Y la parte fea de las ciudades las hace más interesantes. Cracovia le gusta al escritor porque, más allá de sus hermosas calles renacentistas, tiene muchos lugares poco agraciados, farragosos y melancólicos.

Madrid también. Una vez me propusieron hacer una guía de las fealdades de Madrid -a imitación de un libro que sobre Barcelona fea tuvo bastante éxito- pero me pareció que Madrid tenía tantos lugares feos que tampoco era cuestión de chulear también con nuestro feísmo. Los madrileños ya no somos lo chulos que fuimos. Eso también es parte de la belleza de la ciudad.

Alguien me dijo alguna vez que prefería las ciudades feas porque solían tener ciudadanos mejores que las consideradas hermosas ciudades. Seguramente no es más que una gracia, pero me hizo comenzar a hacer memoria sobre ciudades feas que conozco y gente encantadora. No me salieron muy bien las cuentas. Además, el otro día, en la ciudad más fea de España me di cuenta de que sus ciudadanos estaban contentos con su ciudad. ¿Cuál es la ciudad más fea de España?

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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