Una tarde me encontré con Ifigenia
Fotograma de "Ifigenia"(M.Katogiannis)
Una vez, en un patio de Rodas,
me encontré con una chica
que parecía recién surgida de la antigua Grecia.
Me quedé paralizado;
era como estar ante Ifigenia.
Bastaba con mirarla para irse muy lejos.
En otra ocasión, hallándome en Pekín,
vi una cara que parecía surgida
del mejor período de la dinastía Ming.
Son como cristalizaciones
de algo que se repite en el tiempo:
una misma flor de almendro oscilando levemente
en una rama negra,
que aparece cada cien primaveras
como surgida de un sueño.
Nunca pasan desapercibidas esas caras de leyenda.
Siempre hay alguien que les hace un poema.
Yo, por ejemplo, le estoy haciendo un poema
a aquellas dos epifanías
de una belleza tan antigua como moderna,
suspendida en la zona más cristalina del tiempo.
[Publicado el 14/12/2018 a las 10:41]
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Canetti creía que era imposible separar el poder político de la manía persecutoria y el delirio interpretativo. Insistía en ello con mucha frecuencia. Decía que no debíamos caer en falsas esperanzas a ese respecto.
Cada año que pasa, más le doy la razón a ese espíritu lúcido y auténtico, aunque no siempre esté de acuerdo con su visión del mundo, el poder y el deseo.
Ay, las fortalezas de sombra bajo las que se despliegan las cloacas por las que fluyen y fluyen y fluyen los intereses creados y los pactos sombríos hacia un río más negro que el Esepo.
Canetti creía que era imposible la inocencia cuando fundías tus deseos con los deseos de la masa y jugabas con las palabras como un viajante de comercio.
Canetti creía que la libertad solo llegaba cuando huías de la gramática de las órdenes y te convertías en un ave emigrante, amante de las verdades denudas y los misterios del alba. (La verdad emerge a las seis de la mañana, antes de que los foros se llenen de charlatanes y la vida adopte la apariencia y la esencia de una comedia bufa o de una tragedia griega).
[Publicado el 05/12/2018 a las 12:28]
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"Lo que hace que los amantes no se aburran nunca de estar juntos es que se pasan el tiempo hablando siempre de sí mismos”, dice François de La Rochefoucauld.
“En los inicios de un amor los amantes hablan del futuro, en sus postrimerías, del pasado" dice André Maurois.
Dos reflexiones irónicas y acertadas que nos obligan a pensar que en el amor los relatos son tan importantes como el sexo, y ocupan más tiempo y espacio.
Dependiendo del argumento de esos relatos, podemos adivinar en qué fase del amor estamos.
[Publicado el 29/11/2018 a las 10:50]
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El modelo de la red, tan presente en nuestros días, es muy antiguo. Si observamos la red de los pescadores desde una perspectiva horizontal (cuando se seca al sol en los muelles) la red tiene mucho que ver con un "rizoma": un tejido horizontal e inmanente; pero si observamos la red desde una perspectiva vertical, la red se convierte en un árbol absorbente.
La red sólo es horizontal en tierra, en el agua tiende a la verticalidad oscilante y en lugar de dejarse atrapar, atrapa. No en vano, la red estuvo presente en las luchas de gladiadores, como nos ha informado sobradamente Hollywood en sus películas de romanos.
El modelo de la red es también el que articula el evangelio como misión. El hombre de Nazaret no les habla a sus discípulos de tejer, les habla de pescar almas con la red de sus palabras, que ya en la forma griega con que llegaron a nosotros incluían altas dosis de humanismo greco-latino. No debiera resultar paradójico el hecho de que, en un determinado momento, una ideología con protagonista extranjero fuese aceptada por la cultura romana. Si se trataba de un humanismo, y por lo tanto de una teoría sobre el hombre específico (o el hombre como especie y como conciencia de su espacie), lo mejor era colocar en el centro del madero a cualquiera: a un extranjero.
Julia Kristeva acierta al insistir en uno de sus libros que el cristianismo paulino fue una doctrina de extranjeros, y que fueron los extranjeros los que la difundieron por las inseguras ciudades del Mediterráneo oriental, donde la vida valía bien poco, y aún menos la de un extranjero. Para protegerse, los extranjeros fueron creando una red. Las iglesias juaninas y paulinas fueron en realidad una red, y los viajes de Pablo de Tarso son las navegaciones por una red, nunca por un tapiz. (Dicho sea todo ello desde el agnosticismo, para evitar equívocos, limitándome a referir lo que dicen otros autores agnósticos).
En toda la aldea global, nos desplazamos a través de una red. Cuando los muchachos salen a divertirse los fines de semana, no salen a un tapiz, salen a una red (y por eso practican más el trapecismo), y sin embargo tengo bastante conciencia de que, en mi adolescencia, yo salía a un tapiz, incluso a un tapiz tediosamente reconocible, tediosamente protector y punitivo.
Ahora hay menos protección, ahora hay menos tejido, aquí y en cualquier sitio, por eso ha vuelto a aparecer una vez más en nuestra historia el símbolo de la red, que fundamentalmente sirve para pescar o ser pescado, no debemos olvidarlo.
[Publicado el 25/11/2018 a las 11:23]
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Las mejores
ideas
llegan
en momentos
insignificantes.
Lo grande
habita
en la pequeñez
del instante.
[Publicado el 12/11/2018 a las 12:24]
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Viaje al presente químicamente puro
Es una voz de mujer. Llega a mí atravesando regiones de inconcebible oscuridad. No llega intacta, pero casi, como si las tinieblas tan solo mellasen un poco algunas notas. Como si la materia oscura apenas la tocase.
Es una voz de mujer que dice: “NO HAS CRUZADO UNA PUERTA, HAS DADO UN SALTO EN UN ACANTILADO. NO PUEDES MIRAR HACIA TRAS, TE DA MIEDO. EL OTRO LADO DEL PRECIPICIO QUEDA LEJOS, Y ENTRE UNO Y OTRO PEÑASCO SURGE UN ESPACIO VACÍO, UNA ZONA DE SILENCIO”.
No entendía muy bien lo que quería decirme la mujer, pero intenté mirar hacia atrás y sentí un ataque de pánico. De pronto, no había tiempo pasado, no existía. La sensación era la misma que mirarse en un espejo que no devuelve tu imagen.
La voz prosiguió diciendo: NO HAS CRUZADO UNA PUERTA, HAS CRUZADO UNA FRONTERA.
Empecé a temblar. Todo en mí era indeterminación. Al desaparecer el pasado desaparecía también el futuro, y me quedaba solo con el presente. Y el presente era una cuerda muy fina, que emitía una sorda vibración que poco a poco se iba convirtiendo en una voz que murmuraba: “Nunca más la muerte antes de la muerte. Nevermore, nevermore”.
Como si la materia oscura apenas la tocase, la voz se fue alejando por las praderas más húmedas de la noche, iluminadas por la luna: “Nunca más la muerte antes de la muerte, nunca más la ansiedad, nunca más la culpa, porque la ansiedad es el miedo al futuro, y la culpa es el miedo al pasado. Nunca más, nunca más. Nevermore, nevermore.”
[Publicado el 08/11/2018 a las 14:38]
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A veces tenemos
sueños agitados
pero nada recordamos de ellos.
Es como si hubiésemos
viajado a un infierno
que borrase la memoria de nuestros pasos.
[Publicado el 23/10/2018 a las 13:21]
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Aire de comedia. Pequeña antología
Ha aquí una pequeña antología de aforismos del excelente libro Aire de comedia de Ramón Eder:
La vida entendida como una alegre búsqueda de tesoros.
Algunos obstinados se emborrachan de mala leche.
Regalar libros que nos gustan es la forma más generosa de ejercer la crítica literaria.
Los pequeños abismos son los más peligrosos porque son en los que caemos.
Comportase honestamente nunca sale gratis.
Hay tristezas secretas en las bodas y secretas alegrías en los funerales.
Uno de esos que no tiene un pasado sino dos.
La vida, de vez en cuando, nos soborna con milagros.
Algunos de Paraíso solo recuerdan su expulsión.
Algunos asuntos nos salen bien precisamente porque alguien no ha cumplido con exactitud nuestras instrucciones.
Los amores imaginarios son siempre correspondidos.
Sin compasión la vida es una fría partida de ajedrez.
Un consejo: regalad este libro (y otros de Ramón Eder) a los buenos y malos amigos. Nunca decepcionan y se leen en un santiamén.
[Publicado el 01/10/2018 a las 12:28]
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Por un saber alegre (Elogio a la Gaya Ciencia)
“Ir llorando por el camino de la verdad
tiene menos mérito que ir sonriendo”
-Ramón Eder, Ironías-
¿Por qué no podemos plantearnos un saber alegre?
¿Por qué adoptamos una actitud trágica ante el drama del saber y al referirnos a él lo relacionamos que el sufrimiento y hasta con la desesperación? ¿Porqué su camino no tiene fin? Tampoco tiene fin la ignorancia, y la ignorancia sí que es un precipicio lleno de agujeros negros.
Al fin y al cabo el único puente que nos tiende el abismo es el conocimiento, y sólo a través del conocimiento el abismo empieza a esclarecer algunos de sus misterios. Pero ese esclarecimiento no tendría que ser visto como una horrible bajada a los infiernos del que nadie puede regresar riéndose. ¿Ni siquiera de sí mismo?
Pero recapacitemos. ¿Por qué se describe tan a menudo el camino del saber como un viaje muy doloroso y en buena medida inútil, algo parecido a un sendero lleno de zarzas y sepulcros? ¿Para apartarnos de él?
Los que lo han podido experimentar, saben el placer que da entregarse al pensamiento, fuera de los horarios y los trabajos ordinarios, especulando sobre los hechos de la vida cotidiana y los hechos de la historia casi al mismo tiempo, adentrándose en el misterio del hombre y sus contradicciones… No es un camino de dolor: nunca lo ha sido. Es una camino lleno de emocionantes sorpresas, lleno de fuego y de deseo, que te obliga a descender al infierno para casi al mismo tiempo elevarte al cielo.
Nada hay más placentero que permanecer días enteros en las moradas filosóficas.
[Publicado el 21/9/2018 a las 12:07]
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El poeta Carlos Aganzo publicó a comienzos de este verano de sed y de fuego una peculiar y memorable antología de sus poemas, buscando dentro de sus obras las composiciones más vinculadas a una cierta esencia colectiva, a una cierta conciencia del Otro en sus diferentes manifestaciones. Alejándome un poco de los abordajes usuales a la hora de acercarse a un poemario, he querido mostrarle al lector los momentos en los que el poeta se acerca a la noche. He aquí pues una pequeña antología de versos sobre la noche, extraídos de las moradas donde Arde el tiempo:
¡Noche cálida y sonora,
surcada por un millón de incertidumbres!
*
Hay noches en que duele la conciencia
por los asesinatos, las torturas
que cometieron otros
tal vez en nuestro nombre,
en el de la belleza o de la muerte;
ofensas sin posible redención.
*
En la voz de la noche
se oyen todas las voces
que callan durante el día.
*
Sabía que esos ojos encendían
pedacitos de lava
en la frontera misma de los labios,
devorando la carne y la inocencia
del corazón bilingüe de la noche.
*
Porque existe la noche con sus dedos
puedo afrontar aún la madrugada...
*
Esta música negra es bella e inquietante
como una rosa negra.
Esta música negra late al ritmo secreto
del corazón más negro de la noche.
*
El jazz es una zeta como un grito
que rasga las cortinas de la noche.
*
Con vosotros me quedo.
Con vosotros espero despertarme
mil y una noches después de la hecatombe.
*
Mas heme aquí tendida,
viendo el río de Heráclito
dudar de la corriente
y perderse en un valle misterioso
donde vagan sin sus caparazones
las perezosas tortugas de la noche...
*
En una noche oscura
no se debe mirar de frente a las estrellas
pues su luz fácilmente nos confunde
y nos lleva hacia extrañas geografías...
[Publicado el 07/9/2018 a las 13:43]
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Jesús Ferrero nació en 1952 y se licenció en Historia por la Escuela de Altos Estudios de París. Ha escrito novelas como Bélver Yin (Premio Ciudad de Barcelona), Opium, El efecto Doppler (Premio Internacional de Novela), El último banquete (Premio Azorín), Las trece rosas, Ángeles del abismo, El beso de la sirena negra, La noche se llama Olalla, y El hijo de Brian Jones (Premio Fernando Quiñones), y Doctor Zibelius, de reciente aparición. También es el autor del ensayo Las experiencias del deseo. Eros y misos, galardonado con el premio Anagrama, y del poemario Las noches rojas (Premio Internacional de Poesía Barcarola).
Es asimismo guionista de cine en español y en francés, y firmó con Pedro Almodóvar el guión de Matador. Colabora habitualmente en el periódico El País como crítico literario, y como reportero en National Geographic.
Su obra ha sido traducida a quince idiomas, incluido el chino.
Las abismales. Premio de novela Café Gijón (Siruela, 2019)
Doctor Zibelius (Algaida, 2014)
La noche se llama Olalla. (Siruela 2013)
El hijo de Brian Jones (Alianza Editorial, 2012)
05/4/2018 16:51
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Seulement Frédéric Dard peut...
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18/1/2018 11:40
"En passant près de toi, j'ai...
Publicado por: Toi
29/12/2017 15:27
Publicado por: Tito
23/10/2017 21:47
Tal cual, este es el estado...
Publicado por: Yilva kalmanso
03/10/2017 17:40
Gracias, amigo, sí, es un error...
Publicado por: Jesús Ferrero
23/9/2017 15:22
Sus escritos Sr. Ferrero tienen...
Publicado por: Tito
27/3/2017 19:22
NOSTRADAMUS Y EL ASTEROIDE AN10...
Publicado por: Nostradamus
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